En
ese puente, y no en cualquiera. En el puente Milvio, en Roma. Ese
puente en el que cuelgas ese candado tan especial, el que dejan cerrado con la ilusión de
permanecer siempre con la persona escrita en él. Un puente en el que debes de tirar la llave del candado al río, de espalda, sin mirar atrás, para que ese amor perdure por siempre, donde vacías tus esperanzas, tus
sueños, tus deseos… Y piensas en qué pasaría si se abriera, y dejas que ese
sentimiento de esperanza recorra todo tu cuerpo, así, sin más. Y te das
cuenta de que realmente estás enamorada y de que no quieres que ese
candado se abra nunca y mucho menos lo abrirías tu, porque aun cuando ese amor termine y quieras regresar por ese candado, la llave permanecerá ahí, junto con el amor que llego a existir. Al igual que esas llaves caen al río, tú
también caerías al vacío. Una vida entera con él...
Y piensas, ¿cuántos sueños esperanzados lleva consigo el puente Milvio? ¿Y cuántos rotos? Y lo único que sabes es que tu historia es diferente que la de cualquiera que pueda haber allí.
¿Qué no daría por ir ahí? UN SUEÑO PARA MI.... |
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